jueves, 4 de abril de 2013

Relato de una ida...

4 de abril, 2013
Nueva colaboración en el blog de Historietas:
Hoy nos ha llegado desde Japón esta preciosa carta de Daniel Galindo al Cucufate.
---------------------------------------------------------------------------
Tan solo llevas nueve meses entre nosotros y desde el primer instante en que supimos de tu existencia ya eras una más, pese a que aún te queda pasar, nada, una puertecilla, un control aduanero para el que tienes visado. A este lado, el día cero, y esos meses de descuento habrán dado paso a una constante suma: anhelos, experiencias, novedades, ideas… Pero eso vendrá luego, “Cucufate”, mucho tienes por añadir y poco que restar, de ello nos encargaremos nosotros y, por supuesto, tus padres.
Aquí fuera se está bien. Es cierto que, en ocasiones, las pendientes se hacen un pelín cuesta arriba, aunque también es verdad que, en cuanto le coges el tranquillo y conoces algún truco, todo es mucho más fácil y solo tienes que dejarte llevar, con curiosidad, con inquietudes y nadando de cuando en cuando contracorriente o tomándote un desvío del camino recto.
Mencionaba lo del truco… Tu llegada al día cero tiene algo de mágico. Ya te contaremos con detalle la película, pero te avanzo algo en estas letras: una cosa de papá viajó hasta lo más profundo de mamá. Algún adulto que lea esto, tu primera carta –al menos que te haya mandado yo-, creerá que me refiero a espermatozoides heroicos y óvulos hospitalarios, pero no van por ahí los tiros: la cosa de “Estimado” que llegó hasta las entrañas de “Primeriza” se llama interés –nuestra amiga Berta diría ‘cosquillitas’- y fue lo que contribuyó a que ella se ilusionase con cada escapada a un rincón de un país llamado Argelia. Luego, un posterior y constante acercamiento en horas de trabajo resolvería la papeleta.
La timidez la fue venciendo el afán por descubrir y, más o menos, partiendo de esos correveidiles estás tú aquí, bueno, por ahora, ahí, dentro de tu madre, con buena parte de su cuerpo convertida en acogedor recipiente natural. Por cierto, puede ser que pongas a cero el contador y preguntes por el que te escribió esta carta y te digan que no anda cerca de ti… ¡Todavía! Eso forma parte de otra historia, la que te iremos narrando cuando, juntos, estemos recorriendo parajes, algunos lejanos como este en el que me encuentro, otros, cercanos y cotidianos.
Aún no eres consciente de ello, pero ya estás le estás tomando el pulso a la vida, estás narrando el cuento, el relato de tu ida.

1 comentario: